Somos un país de tradiciones. Aunque muchos no se asuman como creyentes o se hagan los que no siguen los “argentinismos clásicos”, todos tenemos al menos una cosa que respetamos a rajatabla. Pueden ser los asados del domingo al mediodía, el fútbol, las cábalas en situaciones complicadas, el mate… Y también algunos modelos de vehículos.
¿A qué argentino o argentina no se le viene una imagen de sus padres, abuelos o bisabuelos al ver un Fiat 600? Esos pequeños autos que hoy tienen la apariencia de obsoletos y que uno creería que es imposible que sigan circulando, forman una importante parte de nuestra historia. Y es que varios de los hitos más destacados que vivieron los Fititos desde su nacimiento se relacionan directamente con el famoso gen argentino.
El 600 nació lógicamente en Italia pero en una época muy peculiar: los años ’50, que encontraron a una Europa devastada económicamente tras la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto, Fiat pensó en un vehículo barato, que tenga “lo justo y necesario”. Por eso el Fitito es un auto que consume poco combustible, tiene un motor chico y se estableció como el “automóvil del pueblo”.
Fue fabricado en serie entre 1955 y 1982, pero a comienzos de los ’60 ya había alcanzado el millón de ventas en Italia, por lo cual no fue sorpresa que también empezara a fabricarse en España, Yugoslavia, Chile, Colombia y Argentina. Precisamente en 1960 Fiat Someca S.A. empezó a ensamblar este auto en nuestro país, durante la presidencia de Frondizi, y rápidamente se convirtieron en un estandarte de la industria automotriz nacional. Las versiones D, E, R y S, de 860 CC y con una velocidad máxima de 125 km./h, rápidamente inundaron las calles y rutas de estas tierras por las mismas razones que en Europa: bajo costo de adquisición y poco consumo.
El 600 se fabricó aquí hasta 1982, año en que se detuvo su reproducción en todo el mundo.
Tal fue el nivel de “argentinidad” que obtuvo que muchísimas personas conservan aún hoy sus Fititos a modo de recuerdo. Recientemente, dos amigos rosarinos se empeñaron en llegar hasta Alaska en su 600; lo lograron y la historia está relatada en el documental de 2015 “Llegar a Alaska, El viaje en Fitito más largo de la historia”, donde se narran las andanzas de la “Brasita de Fuego”.
Otra pareja, Jimena Melcon y Rodrigo Terrén, también se propuso con éxito llegar al extremo norte del continente en su 600, que por su color se llama “Aceituna”.
Otro acontecimiento que demuestra lo que significa este modelo para los argentinos es nada más y nada menos que el Encuentro Nacional de Fiat 600, que entre el 14 y 16 de octubre tendrá su ¡15º edición! en San Miguel de Tucumán.
Y no sólo en Argentina se siente pasión por este coche: Seat, la marca española que entre 1957 y 1973 ensambló 600’s con la licencia de Fiat, presentó en el Salón del Automóvil de Barcelona un prototipo del Fitito en conmemoración de su 60º aniversario.