La realidad argentina se ha encontrado en los últimos años con un problema que afecta a muchísimas zonas del país: el exceso en los consumos energéticos.
Una de las principales consecuencias que acarrea este tema son los cortes de luz que sufrimos los argentinos en épocas de mucho consumo, sobre todo en el verano, por ejemplo por los aires acondicionados.
Actualmente también estamos atravesando otra problemática en cuanto a la energía que tiene que ver con su costo. El famoso tarifazo, esa palabra que ya es moneda corriente en los noticieros, llevó los valores de nuestras facturas de electricidad por las nubes.
Así, sobran cada vez más motivos para tomar conciencia y empezar a ahorrar energía en casa. Tomando algunas medidas sencillas y contagiándolas al resto de la familia, podemos contribuir a reducir nuestro consumo. Y si esta costumbre se hace extensiva, poco a poco nos iremos acomodando como sociedad sustentable.
Acá podrás leer:
Atentos a las etiquetas
Muchos artefactos que funcionan con energía eléctrica traen una etiqueta informativa sobre el consumo requerido para su funcionamiento. En esa etiqueta uno de los datos es la llamada “eficiencia energética” del producto, que va de la letra A a la G: los más eficientes y que menos consumen son los de categoría A y B, aunque lógicamente también son más caros. Si nuestro producto es clase F o G nos consumirá muchísima electricidad.
Si se trata de un artefacto de larga vida útil, como por ejemplo una heladera, siempre conviene hacer un gasto mayor en un modelo clase A. El dinero extra que gastemos lo ahorraremos después en la factura de energía.
El “consumo fantasma”
En algunos casos, hasta el 5% de la energía que consumimos mensualmente en casa es usada por aparatos que están enchufados pero sin usarse.
Por eso, cuando no hay nadie en el domicilio o cuando te vas a dormir, desconectá el televisor, DVD, consolas de juegos y audio, lavarropas, etc. La heladera no, ¡por supuesto!
Aires acondicionados y calefacción eléctrica
Los famosos caloventores o turbo calentadores, si bien son eficientes porque en pocos minutos pueden templar un ambiente grande, son los artefactos que mayor energía consumen. Por eso hay que tratar de evitarlos.
Tanto para este tipo de calefacción como para cualquier otro aparato eléctrico que uses en invierno, se recomienda instalar un termostato y regularlo para que se detenga automáticamente al llegar a los 20ºC. A partir de allí, cada grado extra de calor representa un 5% más de consumo de energía.
Si la casa queda vacía, tratá de que no quede ninguna calefacción prendida. Y a la noche, es suficiente con apagarla una hora antes de irte a dormir. Usar calefactores a gas en lugar de eléctricos te ahorrará entre un 53 y un 80% de consumo energético.
En cuanto a los aires acondicionados, ya es popularmente conocida la recomendación de no excederse de los 24ºC en verano. A la hora de instalar un equipo de este tipo, la parte que queda en el exterior debería colocarse en un área donde reciba sombra para que no recaliente y requiera más potencia para enfriar el aire.
Tanto para equipos de frío como de calor hay que aislar la vivienda: si hay grietas o agujeros en alguna pared, techo o piso, hay que taparlas sí o sí, más allá de mantener todas las aberturas cerradas. Esto nos puede dar hasta un rendimiento un 25% más efectivo en verano y hasta un 90% en invierno.
Tampoco debemos olvidarnos de los ventiladores de techo o de pie, los cuales nos hacen ahorrar hasta un 98% de energía eléctrica respecto a los aires.
La heladera, pieza clave
Entre los dispositivos que funcionan vía energía eléctrica que solemos dejar enchufados siempre, la heladera es el que más consume: hasta un 30% de lo que indica nuestra factura de luz suele ser generado sólo por la gigante de la cocina.
Como no podemos desconectarla, hay algunos consejos para hacer que gaste lo menos posible:
-el principal lo mencionamos en nuestro primer ítem y es comprar una de categoría A, lo cual nos ahorrará hasta un 50% de electricidad
-hay que descongelar el freezer o congelador antes de que el hielo forme una capa de más de 5 milímetros. Si supera eso, consumirá mucha más energía para mantener el frío. De esta manera nos ahorramos hasta un 15% de consumo energético.
–alejar el aparato de fuentes de calor, como el horno. Además, colocarla a no menos de 15 centímetros de la pared más cercana
–regularla entre los 6 ºC y los 8 ºC y poner los alimentos que más frío necesitan en la parte inferior
–abrir la puerta la menor cantidad de veces posible y siempre controlar que quede bien cerrada; tratar de no meter productos o alimentos calientes (dejarlos enfriar antes de guardarlos)
-desenchufarla si no vamos a estar en casa por varios días
Focos de bajo consumo
Una de las medidas más fáciles de tomar, y que por suerte muchísimos argentinos ya sumaron a sus agendas y están desarrollando, es la de cambiar las bombillas comunes de luz por focos de bajo consumo, los cuales si bien son más caros que los viejos focos, duran muchísimo tiempo más y te permiten ahorrar hasta un 80% de energía cuando la luz está encendida.
Otra medida muy sencilla de tomar y que a largo plazo ayuda es apagar las luces en las habitaciones en las que no hay nadie. Mucha gente suele dejar la luz de algún ambiente prendida durante la noche, pero esto no es recomendable para el ahorro energético.
Cargadores de dispositivos móviles
Si bien no es una gran cantidad, cualquier dispositivo que queda enchufado sin usarse gasta energía. Tal es el caso de los cargadores, por ejemplo de celulares, computadores o tablets. Hoy por hoy en casi todos los hogares hay más dispositivos que personas por lo que no es raro ver cargadores enchufados en varios sectores de la casa sin ningún dispositivo amarrado a él.
En el día a día cuidarse de esto quizás no genere un ahorro significativo, pero en el largo plazo sí podemos notarlo.
Lavarropas
Usar algún programa de lavado que requiera agua caliente representa un gran consumo de electricidad: algunos especialistas aseguran que el 90% de la electricidad que usa el aparato es para calentar el agua. Pero al igual que en otros artefactos recientemente mencionados, un lavarropas clase A consume hasta un 50% menos que un G.
Siempre se recomienda poner la mayor cantidad ropa posible en cada lavado y usar programas cortos. Además, usar la medida justa de productos de limpieza ayudará a mantener los filtros limpios.
Un complemento amigo del lavarropas es el secarropas. Aquí la solución es fácil: si podés tender la ropa en lugar de secarla con la máquina, hacelo.
Tanto para lavar como para secar, evitá dejar el equipo en standby.